Orquesta deforme, parte 1.

Con un Grammy sobre la mesa de control y rondando las cinco de la tarde dieron rec en el estudio el cuarto Tavella en el barrio la comercial.

Comenzaba la grabación de la orquesta deforme. Algunos estaban preocupados, era muy temprano para tocar y además tocar todos juntos. El productor del disco, había planeado una grabación en vivo, cómo las de antes.

Pasaron dos años para concretar ese momento, venía de producir, tocar, grabar y mezclar mis 4 discos solistas en el estudio de mi casa, el tan querido hazlo tú mismo (DIY).

Este sería el diferente, el primero de “Jhona Lemole y la orquesta deforme”. Con Santiago Peralta en la producción y una banda de amigos que se afincó en el transcurso de los años.

En cuanto al repertorio, entiendo que es un disco vivo, de melodías pegadizas y algunas de dura digestión, cíclicas, ruidosas y deformes.

Antes de la salida del disco presentaremos el cancionero en vivo.

Viernes 21 de julio, en un teatro de la ciudad vieja, abre la fecha Pablo Matías Vidal (Arg).

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La antesala a la canción

Las flores de la sala se marchitan, salgo de mi casa pensando en el olor que tiene la muerte.

Cargo con tres rosas frescas para la escenografía de la sesión que vamos a grabar en vivo en la biblioteca de Aebu. 

Se trata de contrastes, de una ficción.

Me encuentro con un libro titulado “Las plantas que curan y las plantas que matan” 

Estoy rodeado de páginas, de cientos de personajes y pienso: qué extraña sensación el duelo, me dispongo a cantar ”No creo en la muerte” y ahora soy el protagonista, toma uno, No creo en la muerte. Clap. 

Tres flores es una sesión en vivo con tres canciones del disco ”Folclor” 

El adelanto “No creo en la muerte”

La sesión completa se podrá ver en youtube el 4/11/22

No creo en la muerte

RECONSTRUIR EL FANTASMA

Folclor, primer disco de Demoledor, el nuevo proyecto de Jhona Lemole, evidencia que estamos ante un artista de culto.

Tapa de Folclor, ilustración Ross Keegan inspirada en retrato de María Pía Galvalisi

Te das cuenta cuando un artista es distinto porque ves un montón de gente medio frenética y ansiosa tratando de encasillarlo en algún compartimento, buscando la taxonomía que explique que sí, lo que hace este artista se llama de tal manera. En el caso Jhona Lemole el desconcierto que genera es tal como para que muchos ni siquiera se animen a reconocer que no entienden lo que están escuchando.

Demoledor, su último engendro, no se parece a nada pero tiene un poco de todo. No sabíamos que lo necesitábamos y ahora se nos antoja imprescindible. Es un proyecto que se impuso sólo frente a Lemole, quien a esta altura no tiene la más mínima idea de lo que está haciendo y se remite a traducir a las musas, que más que visitarlo directamente lo hacen padecer un síndrome de Estocolmo que lo tiene constantemente inspirado. Y esto es lo más relevante del proyecto, porque un paso más adelante de Celebrar(2021), el último disco que Jhona había editado como solista, corría el riesgo de ser extremadamente empalagoso y hasta regodearse en la melancolía. Hay una inteligencia artística en saber cuando hacer un paso al costado y dejar que el arte corra como el fuego en la pradera. Lo que está sucediendo responde a los oficios de un orfebre del sonido que ha parido un disco vampiresco. Folclor es un vampiro emocional que se alimenta de quien lo escucha, es una placa que se completa con quien está del otro lado del auricular. Sugerentes silencios incómodos lo llevan a uno a completar los huecos con recuerdos, aromas y humedades.

Atrapar el movimiento

Cuando un músico lanza un disco al mar no sabe si será llorado por alguien o solamente va a naufragar hasta quedar atrapado en alguna red de pesca. En este caso, la sencillez actúa como un grito irreverente ante las modas, los lugares comunes y la falsa complejidad de quienes creen que para hacer una canción hay que revelarle algo nuevo al mundo. Esta pila de canciones no nos dice nada nuevo, lo que hace es descubrir cosas que, como un grillo, siempre estuvieron ahí y no podíamos ver. Folclor evoca ausencias alienígenas, nos da saudade sobre momentos de nuestra sensibilidad que jamás sucedieron y nos sacude hasta que Lemole finalmente nos explica la única razón por la que hizo todo esto al cantar «no creo en la muerte«.
Es el disco de alguien que observa el mar, entendiendo que ojear y observar no son lo mismo. Demoledor es un proyecto lanzado desde un abismo en una época de gente que se autopercibe como relevante sin serlo. Jhona Lemole compone música para recordarnos que los fantasmas son ficciones que siempre quedan por ahí deambulando. Espectros anfibios que van entre fantasía y realidad para susurrarnos que «No quedan más días, no quedan más pastillas, no le quedan más horas a nuestro mar«, como canta en Brutos y borrachos, el mejor tema del álbum.
Si la música para algunos es como un juego de piezas que encastran, estas piezas hoy son impuntuales y llegan tarde a tu vida, cuando ya fuiste derrotado. Pero llegan para explicarte que era más fácil de lo que parecía, que de todo laberinto se sale por arriba y te complicaste la vida innecesariamente cuando esto se trataba de detenerse frente al mar, contemplar toda esa agua trancada ahí hasta extasiarse y fundirse en una colección de antigüedades populares que amenace con hacerte sentir emociones en tiempos de neón, cristal líquido y Coltán, donde ya no queda espacio para practicar el sortilegio de escuchar un disco completo, donde el ritual de dejarse conmover por el arte aparece como algo que para algunos es incomprensiblemente aburrido, gris y apolillado.
Estamos bien acompañados, la vida se ha transformado en una torpe cinemática de movimientos silenciosos y al tanteo que ahora tienen un sonido de fondo que nos arrulla y otorga un sentido, como un montón de fotogramas seguimos quietos pero damos la ilusión de que las cosas se mueven, hacer canciones al final era mentirle un poco al tiempo.

Orquesta deforme

Crooner taciturno, me apodo Kristel Latecki.
Siempre se me dio así, ella puso en palabras algo con lo que me puedo identificar, el ser taciturno, apesadumbrado, solitario.

A pesar de mi condición, cuál me gusta, poco a poco fui abriendo mi proceso creativo a otros.

Con el correr del tiempo me hice amigo de buenas personas, que oficiaban de una suerte de vampiros sesionistas cuándo iba a presentar el material en vivo, pero hace muchos años que no creaba en Banda.  Siempre fue un desafío.

Una tarde de verano estábamos tomando una cerveza en la rambla de Montevideo con Pau O’Bianchi charlando de música y caímos en la conclusión de que nuestros acompañantes en los procesos artísticos tienen que estar igual o más locos que nosotros por la música, de lo contrario el proyecto se derrumba.
Me fui pensando en reunir a los músicos que venían trabajando conmigo y armar una orquesta, pero no cualquiera, una deforme.  Creo que ellos están bien raros y tan locos como yo, eso me gusto.

Cada uno con sus particularidades y con total libertad se armaron un conjunto de canciones que responden a la Orquesta Deforme.

Ya en marcha, en uno de nuestros ensayos, se volcó una copa de vino en la alfombra, formando un Rorschach en el suelo, que puso nuestra atención en lo ominoso de esa mancha y valido a la orquesta.
El test funciona así, dónde algunos ven mariposas, otros ven murciélagos.
Ambas son hermosas, pero estas nuevas canciones hablan de fantasmas, de muertos en el sillón a lo Mariana Enríquez y necesitábamos esa mancha deforme para confirmar que estábamos siendo parte de lo mismo.

La orquesta deforme y taciturna somos: Ale Caper en batería y chapa; Micaela Artigas en Voces y pandereta; Bruno Taveira en bajo; Fede Ravera en guitarra eléctrica; Facundo Bonilla en lap steel, guitarra y sinthe, yo en voz y guitarra.
Más invitados.

Espero que puedan presenciar los recitales el viernes 29 de julio en la sala Lazaroff (Montevideo) y el sábado 30 de julio en la Casa de la Cultura (Maldonado)
Vamos a hacer canciones de mis anteriores trabajos discográficos y el repertorio nuevo que terminada esas presentaciones nos dispondremos a grabar con entusiasmo.

¿Querés ser parte de la orquesta deforme?
Escríbeme, te leo.

Cariños, jhona
Diseño: VENADO

Noche de estreno

Cuando decidí hacer la presentación de las canciones de “Demoledor” antes que salga el disco me dio incertidumbre, debo reconocer. Invitarlos a un recital con composiciones desconocidas suponía un desafío para todos.

Llegó el día, había dos Pepes; dos Camilas; dos Natalia; tres José y una Micaela, quien me acompañó en el manto de duda de esta presentación. También estaba Garo que me comentó algo luego del recital, sobre el cante antiguo y que el recital le trajo a la memoria Aníbal Sampayo. Aníbal fue un poeta, cantante y compositor uruguayo quien estuvo claramente involucrado al folclore de esta región, pero también a la cultura paraguaya, hablaba guaraní y tocaba el arpa.

Luego de desarmar el living de este lugar llamado Charco y llevar todos los equipos a mi casa en el Barrio Sur nos fuimos a comer al bar 36 con una Natalia y Micaela, en un intento de recopilar datos de la noche pensaba en mi procedencia y las coincidencias de esa noche, yo nací en Asunción Paraguay y de guaraní sé poco, no cómo Aníbal, ¡no!, yo solo podría contar hasta 5, mis amigos siempre me lo piden y yo me rehúso. Será que en mi casa se hablaba mucho en lunfardo y a mí me divertía más eso, el chamuyo.

Mientras los números rondaban en mi cabeza (peteĩ, mokõi, mbohapy, irundy
po…), pensaba en retrospectiva, yo llegue a Uruguay desde Paraguay a cursar 1 de liceo, vivía en la Unión, frente a la plaza de deportes número 5, iba a jugar a la pelota y el primer amigo que me hice (Pepe) era fan de una banda uruguaya, “La Trampa”, y el primer show que presencie en Uruguay fue el de ellos. En un teatro que no recuerdo, pero da la casualidad que el compositor de esa Banda fue Garo. Quien presenció el debut de Demoledor en charco y que esa noche me hablaba de Aníbal trayendo recuerdos de mi amigo Pepe y del folclore.

Quizás el nombre del disco tenga que ser folclore, como el de Taylor Swift.
Y se leería Folclore demoledor, no lo sé. Es difícil darle nombre a las cosas.

La noche la terminamos sacando cuentas sobre los costos y beneficios del recital que dimos.
Aún me queda el recuerdo de una persona que me dijo con verdadero entusiasmo en el intervalo del recital: “esto es el Under uruguayo”.
Tengo la corazonada de no saber qué significa eso, cómo tampoco el concepto del indie.

Esa noche fuimos 30 y algo de personas que nos aventuramos a ser parte de algo desconocido con muchas coincidencias y eso me da mucha alegría, en parte hago música para compartirla y ustedes cerraron ese ciclo con canciones que aún no existen en la web.

Si leíste esto y fuiste parte de la noche, contame las coincidencias que tuviste, o como pasaste en el debut de estas canciones.
Y si no fuiste parte del recital y querés presenciar uno escribime y suscribite a  mi boletin de noticias.

Te leo.

Cariños, Jhona.